¡Buenos días!
Hoy voy a reseñar una obra que ha caído
en mis manos gracias a la Editorial Nazarí y la confianza que ha depositado en
mí. Se trata de «El
relámpago en la habitación»
de Marina Tapia.
«Debería ser el divino placer, como
proclamó Horacio, el guía de la vida. Debería ser el sexo —y no la codicia— la
fuerza generatriz del mundo. En su poesía al mismo tiempo germinativa y avisa,
racionalista y salvaje, pagana y mística, Marina, como un ángel tutelar que nos
contemplara esperanzado, sabe pulsar el dolor angustioso del deseo incumplido y
el dolor indefinible del deseo satisfecho, la ternura y la depredación, la
alegría y la nostalgia, los celos y las decepciones, el temblor a deshora y la
soledad inesperada, el ímpetu y las súplicas. Todas las sensuales pulsiones de
la especie se sustancian en este libro, con esta joyita de fascinante, de
espumoso y sin embargo preciso erotismo, en estos sobresalientes poemas,
encendidos vulnerables, de una elegancia prístina y arrebatadora, capaces de
disipar la vulgaridad y la pesadumbre como el sol disipa las sombras».
Esta es la sinopsis que nos encontramos,
lo cual ya nos introduce en lo que vamos a encontrarnos. Es una obra que trata
del amor y del sexo en la que encontramos referencias a poetas tanto clásicos
como modernos. Los poemas no son muy extensos y lo que nos muestran los versos
está muy bien relacionado con el título de cada poema, algo que facilita la
comprensión si esta obra cae en manos de alguien que no está acostumbrado a
leer poesía.
Como graduada en Filología Clásica que
soy, me agrada encontrarme la influencia que Horacio ha ejercido sobre nuestra
autora Marina Tapia y temas clásicos que ella ha sabido manejar a la perfección, llevándonos a través
de los versos por el erotismo más profundo. Encontramos este erotismo reflejado
en lo más actual y también lo antiguo. Aúna las más placenteras sensaciones
carnales que no dejan indiferente al lector, con el máximo pudor con el que uno
puede conocer. La lectura se hace amena, ligera y profunda a la vez,
contactando con nuestro erotismo y haciendo que uno se deje llevar a través de
los versos. Hay que reconocer que en varias ocasiones se deben leer algunos
versos más de una vez, tratando de comprender bien lo que Marina quiere
expresar, pues no siempre queda claro a la primera.
Es un poemario atrevido, refinado y a la
vez podríamos decir que salvaje. Aunque es fácil encontrar poemas que
abordan casi a la perfección el tema del amor, no es tan fácil hallar lo mismo
cuando se trata de sexo, y Marina logra darle el tono perfecto en sus poemas,
con una habilidad fresca, dotando de fina ironía a la par que poesía.
Para terminar, decir que es la primera
vez que leo poesía de temática erótica (si no contamos a los autores clásicos, por supuesto), y cómo Marina ha ido perfilando el tema
a lo largo de los versos me ha dejado completamente cautivada. Mis más sinceras
felicitaciones a la autora y a la editorial por tan excelente publicación.
Antes de despedirme, quiero dejaros con
el poema que abre la obra y que ha sido de mis favoritos, seguramente por su
alusión a una de las Parcas romanas, Morta, la que se encargaba de cortar el
hilo de la vida de las personas. Son tres de mis divinidades favoritas, por eso
quiero compartir con vosotros tan magnífico poema:
Confesiones
de Morta
Lucharé
por tu cuerpo
de
gamo iluminado en la tormenta.
Me
resisto a que el río
que
desata
tu
voz
se
convierta
en
mutismo o se manche en el mundo.
No
puede —repito—
una
sustancia ígnea,
como
tú,
excusar
cada día su pecado de arder.
He
de rezar
a dioses
subterráneos.
Tres
velas, una danza, una diatriba
para
que siempre seas
siempre.
Yo te rescataré sobre mi lecho;
tu alarido será
tan alto,
tan espeso.
Nadie te raptará de mi jardín.
Ni siquiera
la
vida.
¿Cómo conseguir la obra? -->> Editorial Nazarí
Erya.
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